Estaba escribiendo ya sobre mi primera escapada en furgo, cuando he pensado que no debería hacerlo sin primero presentar a mi pequeña (la cual aun no tiene nombre, estamos en crisis, se aceptan propuestas).
El día que empezó mi sueño camper
Yo no soy caprichosa. Preguntadle a mi madre y os dirá lo contrario, pero esto más que un capricho (que no le quito su parte) era un sueño. Y he de decir aquí, que un sueño heredado. Llevo tooooda la vida escuchando a mi madre que el sueño de su vida es tener una autocaravana, está enamorada de todas las que ve. A mi ese plan me molaba bastante, pero lo tenía en mi cabeza como ella, un sueño, de esos que dices: «si algún día me jubilo…» (para que veáis, heredé hasta su frase, aunque claro, ella está bastante más cerca de eso que yo, si es que yo llego a poder hacerlo algún día).
Mi sueño era un poco menos ambicioso, y como he comentado ya estuvo ahí siempre por mi madre, pero comenzó a crearse con más fuerza tras nuestro viaje por Nueva Zelanda 14 días en campervan. Ahí comencé a conocer ese concepto que tanto me gusta «camper». Una furgo, en ese caso era un monovolumen, «pequeño» y manejable con todo lo que necesitabas dentro (menos baño). Lo podías usar de coche y los paisajes en los que dormías y comías eran alucinantes. Llevabas tu casa a cuestas sin tener que ir tirando de un trasto inmenso que ni sabes donde aparcar (no desprestigio el sueño de mi madre eh? que la autocaravana mola lo suyo, pero como no puedo llegar a eso, me lo quito de la mente).
La vida camper nos regaló los rincones más bonitos donde comer y dormir. Os dejo alguna que otra foto donde podéis ver estos sitios tan preciosos.
Aquí he de añadir a dos culpables más:
- Alvaro y Marta
Nuestros amigos de Hamburgo con los que nos recorrimos 4 días por Noruega. Ellos no tenían mueble como tal en la furgo, pero se montaban su cama con solo extender los asientos y lo tenían todo muy bien organizado. Los viajes que se hicieron con europa gracias a su Kangoo, los tengo ahí clavaditos en la mente y es por ello que siempre he querido mi propia camper.
- La Yoya
Sí, le va a encantar verse reflejada en este post, como su apodo bien indica, es muy yoya. Ella se compró una furgo muy molona, un tamaño ideal (ahora se le ha quedado pequeña dice, la próxima será mayor)
Desde el principio habla de su furgo como un tesoro. Le hicieron un mueble precioso y está cada vez más completa. Y claro, las fotos que me manda de muchos de los sitios en los que duerme…pues me dejan totalmente decidida a querer tener eso en mi vida.
El día que me compré una furgo
Pues nada, después de dejar claro a los culpables, vuelvo al tema principal: «El día que me compré una furgo».
Era Enero, volvía de África (otra cosa que tengo pendiente de contaros) y pues lo que dicen: «año nuevo, vida nueva».
Uno de esos días lo vi claro: lo que me apetece es relax y naturaleza, no tengo coche, no puedo ir al cine en bici porque me la roban, quiero hacer rutas y estar alquilando coches todo el rato es un coñazo….mmmm ¡Quiero una furgo!.
Intento 1. La furgo Sevillana
Cómo no? vuelve a aparecer la culpable de mi madre cuando le cuento mi sueño y me dice: «Aii hija…un amigo de Paco vende una divina!!». Pues nada, yo decidiísima estaba, era la furgo de mis sueños. Una ford tourneo Connect, preciosa, la más bonita que había visto nunca (así soy yo). Ya la quería, como un sentimiento en el pecho.
Mi madre intentó regatearle un poco el precio, pero me daba igual, era mía, yo lo sentía. Hasta el día que decidí que ese fin de semana bajaba a Sevilla (sí, estaba en Sevilla, como si en Barcelona no hubiese furgonetas) para comprarla.
El día de antes me llamó mi madre para decir que el comprador se había arrepentido y ya no la vendía (yo creo que mi entusiasmo por la vida camper de alguna forma llegó a sus oídos y seguro que me lo encuentro por ahí con la furgo camperizada algún día)
Los que me conozcáis (montaña rusa total) os podéis imaginar el drama. Nooooo…ya no tengo furgo…es el fin de mis días…ya no encontraré otra mejor…nada tiene sentido…quiero dormir…
Intento 2. La furgo de concesionario
A los dos días se me había pasado y estaba como loca, día y noche, en wallapop buscando furgo, yendo a concesionarios… Así que la siguiente vez que fui a Sevilla a finales de febrero, fui a un concesionario con mi madre. Y ahí la vi, una Citroen Berlingo….¿Qué os voy a decir? Era la furgo más bonita que había visto en mi vida, blanca…limpita…de segunda mano pero preciosa.¡Y tenía bola de remolque! por favor…era mía, llevaba mi nombre. Solo que era un poco cara y me costó decidirme.
Eso era un sábado justo antes de que cerrasen el concesionario. Me tomé el domingo para pensármelo. Y el lunes (yo ya en Barcelona) mandé a mi madre a dar el sí. ¡Que sensación tras tomar la decisión! ¡Qué felicidad! Pero qué poco duró….
Al cabo de un rato me llamó mi madre para comunicarme que ya la habían vendido. Pues nada, de nuevo haceros a la idea….¡Qué drama! ¡Qué tristeza! ¡Qué vida tan injusta y que montaña rusa cayendo en picado…!
Intento 3. La furgo Catalana
Me prometí a mi misma dejar de buscar, no iba a mirar más furgos. Esto era una señal del destino! Pero claro…esas horas de autobús en las que wallapop (este post no está patrocinado por wallapop) te dice «ei…te echamos de menos». ¡No lo podía dejar así…!
Me vi inmersa de nuevo en el mundo de la compra de segunda mano. Y ahí la vi…de mi modelo favorito…una Volkswagen Caddy en azul preciosa…con una parte del techo que se levantaba. Por favor…ya me vi en todos los parques naturales del mundo viendo las estrellas mientras dormía (sí, a través de los párpados incluso, todo es posible en mi mente).
Fui a verla…fue un amor a primera vista…brillaba tanto…tenía incluso una luz led en el maletero porque su dueño era electricista…osea, estaba hecha para mi, porque estaba casi lista ya.
Pero claro, yo iba sola, sin idea de mecánica, en el Raval…(me teníais que ver a mi cuando me decían: «quieres ver el motor?» yo siempre lo piropeaba, al motor y al filtro del aceite.. )no me sentía con la seguridad de decirle que sí en ese momento…quería mandarle a mi familia y conocidos datos de la furgo para que me aconsejasen…Le dije al hombre que si me la guardaba, y me dijo que el primero que pagase se la quedaba.
Así que llamé a mi hermana (pobre, otro drama telefónico que se comió). Ella, un poco en contra de mi impulsividad, me dijo que si yo la veía bien, que me la comprase.
Yo quise esperar un día para consultarlo con la almohada. Pero la almohada me dijo que me despertase temprano el sábado y fuese a darle la señal a este hombre.
Así que eso hice, lo llamé y le dije que quería ir a verla una vez más y le daría la señal si me gustaba. Me dijo que me pasase a las 16. Y cuando iba de camino para comprarme mi furgo….me llamó y me dijo que ya la había vendido.
Creo que en ese momento el tiempo se paró y el mundo se volvió gris, no os estoy exagerando, las hojas de los árboles se cayeron y vino un tornado. Algo así creo recordar mientras yo me volvía a casa cabizbaja.
Intento 4. Mi tesorito
Creo que mi amiga Aroa es la mejor persona que ahora os podría decir cuan altas eran las subidas y bajadas de mi montaña rusa…Por supuesto terminé abriendo mi amiga app para ver qué se cocía por ahí al cabo de dos días…
Ya pocas cosas me hacían ilusión, me costaba contactar con la gente, sabía que todas se me escaparían…así que con pocas ganas contacté a dos. Una en Olot y otra en Palamós.
«Bueno, venga, va, la última locura, voy a alquilar un coche para ir a verlas». En compañía de mi amiga Yas fuimos a ver la de Olot, que mejor no os hago mucho comentario sobre esta…y ya después de hacer una ruta por Los Volcanes de La Garrotxa (que ya la había hecho), fuimos otra hora y pico de camino para ver la de Palamós.
Con pocas esperanzas esperaba en el parking del pueblo, hasta que llegó Javier en la furgo de su padre. Una Volkswagen Caddy gris…..PRECIOSA!!!
Mi cara de felicidad no se podía ocultar. Mi amiga me miraba, me daba codazos y me decía: «regatea». Me daba igual, yo la quería, y estaba tan feliz que no me salía ni regatear.
Aún así lo hice, y sí, conseguí una rebaja muy apañada! La furgo resultó ser del padre de Javier, un señor mayor que me la vendió muy triste porque sabía que no iba a tener más coches. Un encanto de familia, desde el primer momento te das cuenta que te están siendo totalmente transparentes (algo que se agradece mucho a la hora de comprar de segunda mano).
Una semana más tarde estaba de nuevo en Palamós para arreglar los papeles y realizar el pago. Más feliz que una perdiz! Y sí, me la traje conmigo a mi casa. Preciosa y preparada para la nueva vida que le iba a dar. Lamu iba encantado montado en la parte de atrás (bueno, no tanto, pota la mayoría de las veces, pero yo lo veía todo rosa).
Y nada, como dice mi hermana, no se resumir 🙂 Así que todo este tochaco para contaros que tengo furgo, que es preciosa, y que hay que levantarse siempre ante los problemas, que la felicidad siempre está ahí a la vuelta de la esquina, y si no la buscamos nosotros, le es complicado alcanzarnos! 🙂
Para no hacer demasiado largo el post, os contaré en otro cómo camperizar una Caddy. No lo he grabado ni he hecho fotos del proceso. Pero os contaré tema de maderas y medidas, por si algún otro afortunado tiene una Caddy en su vida y quiere camperizarla.
¡Cualquier duda, por favor, me muero de ganas de contaros más detalles! 🙂
4 Comments
Maravilloso!!! y cómo la camperizaste? que le has hecho? cuentame… porque no encontré que lo hayas posteado… o no se buscar
abrazos
Hola Gloria,
Sí, mi furgo pqueña la campericé yo, no he escrito nada en el blog, debería animarme a hacerlo sí.
Ahora mismo estoy camperizando con mi pareja una furgo grande, una volkswagen crafter con baño y cocina incluido, si quieres en mi instagram @travelanding o en nuestro canal de youtube con el mismo nombre podrás encontrar mucha información sobre la nueva camperización. Espero que te guste! Un abrazo
bravooo jo també vull! on my way
Si? te estás haciendo una? que ilusión! que vaya todo bien!